sábado, 29 de enero de 2011

LIBRO DE ORO DE SAINT GERMAIN (EXTRACTOS CAPITULO III)





Desde la radiación de la Gran Cintura Electrónica les proyecto estoy hoy; desde el corazón de la Ciu­dad de Oro[1] se proyectan los Rayos Gemelos so­bre los cuales están la palabra, la luz y el sonido.


[1] Encima de los principales desiertos existen ciudades etéricas. Más arriba del desierto de Arizona está la ciudad etérica de Juan, el Discípulo Amado. Hay otra sobre el desierto de Sahara, otra sobre el desierto de Gobi y otra en Brasil, que es la ciudad etérica de la América del Sur.




El tiempo nos ha alcanzado rápidamente y debemos es­tar más despiertos respecto a los grandes cinturones electró­nicos que rodean toda la creación desde la Deidad hasta el individuo.


La cintura electrónica que rodea la Ciudad de Oro es im­penetrable mucho más que lo que podría ser un muro de acero de muchos pies de anchura. Así, en un grado menor, el individuo que tiene suficiente comprensión del principio activo de su Ser Divino, puede rodearse de un círculo o cin­tura electrónica, la cual él puede calificar de la manera que se le antoje, pero ¡ay de aquel individuo que la califique destructivamente!...


Aquellos que construyen y califican con sabiduría, con el amor grande de Dios, y con poder constructivo, se encontrarán moviéndose en un mundo intocado por la ignorancia humana.


Al crear conscientemente este gran anillo de fuerza elec­trónica pura, detienes toda filtración de tu esencia ilimitada y la mantienes en reserva para uso directo y consciente. Después de unos meses de esta actividad creadora y cons­ciente dentro de este anillo electrónico hay que tener mucho cuidado al dirigir esta fuerza. Que no sea en ninguna otra forma que la del Amor Divino.


En los principios de la individualización del hombre, él estaba naturalmente rodeado de este círculo mágico; pero a medida que su conciencia iba descendiendo se hacían rasga­duras en el gran círculo de fuerza, causando filtraciones, hasta que desapareció. El círculo no fue una creación cons­ciente del hombre; era un círculo natural envolvente, por su estado puro de conciencia.


Ahora los estudiantes de la Luz tienen que ponerse a la obra conscientemente, y sin titubeos crear este Círculo Elec­trónico en contorno a sí mismos, visualizándolo perfecto, sin quebraduras en su construcción.


Cuando uno haya generado el Círculo Electrónico en contorno a sí mismo, no hay otro poder que lo pueda pene­trar sino el Amor Divino. Y en cuanto a penetrar en el Ra­diante, Candente Círculo de la Deidad, es sólo TU Concien­cia de Amor Divino lo que puede penetrarlo


La persona iracunda, condenadora, que envía pensamientos y palabras destructivas hacia otra, recibe de vuelta la cualidad negativa con que cargó sus sentimientos, palabras y pensa­mientos. En cambio, la otra, si está estabilizada en su poder Divino, recibe la energía que le haga falta, calificándola. Así el creador de discordias a través de su ira y condenación, se está destruyendo él mismo y a su mundo y asuntos.


LOS ESTUDIANTES DEBEN EN TODO MOMENTO RECORDAR QUE NO IMPORTA LO QUE HAYAN COMETIDO EN ERRORES. DIOS JAMÁS CRITI­CA NI CONDENA, SINO QUE EN CADA TROPIEZO DICE DULCE Y AMO­ROSAMENTE «LEVÁNTATE, HIJO, Y COMIENZA DE NUEVO, CONTINÚA ENSAYANDO HASTA QUE LOGRES LA VERDADERA VICTORIA Y LA LIBER­TAD DE TU DOMINIO DIVINO».


«YO SOY LA ACTIVIDAD CUMPLIDA Y EL PODER SOSTENEDOR DE TODA COSA CONSTRUCTIVA QUE YO DESEE».

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