Los arcanos mayores presentan dos series de diez arcanos encabezados por el loco, que se puede considerar como el arquetipo de la energía inicial, y rematados por el mundo, que se puede considerar como el arquetipo de la realización.
Cada uno de los grados de la numerología tiene la vocación de evolucionar hasta el grado siguiente, por lo cual la secuencia de los números puede compararse a una semilla que germina para engendrar una planta, que dará a su vez un capullo, que se transformará en fruto para engendrar un árbol en toda su perfección. Luego el fruto caerá, liberará la semilla, que volverá a la tierra, y el proceso volverá a empezar.
El 0 es el Loco, el aporte de energía inicial.
El 1 son el Mago y la Fuerza, y los ases de los Arcanos menores. La totalidad está en potencia. Es una semilla, un inicio, un potencial, en que todo esta todavía por hacer, en perspectiva. Se puede asimilar al primer mes de gestación.
Quedándose en el grado uno, se es un ser en perpetuo comienzo, el grado no necesita lanzarse, efectuar un primer paso en la realidad.
Como dice el tao te ching; para recorrer un km, primero hay que dar un paso.
Los 2 son la Papisa, el Colgado, y los 2 en los Arcanos Menores. Es un estado todavía receptivo de gestación. Se trata de acumular fuerzas, deseos, ideas, sentimientos, para prepararse para la acción.
Los 3 son la Emperatriz y la Muerte, y los 3 en los Arcanos Menores. Es un estallido, una explosión creativa sin experiencia ni finalidad precisas, la fuerza necesaria de provocar una demolición, un cambio, una acción violenta para destruir lo antiguo (la mutación).
Los 4 son El emperador, la Templanza, y los 4 en los Arcanos Menores. La acción se estabiliza, es estable como una mesa de 4 patas. Se logra la protección espiritual y una circulación de las energías armoniosa.
Los 5 son el Papa, el Diablo y los 5 en los Arcanos Menores. Se introduce un ideal que desequilibra la estabilidad del 4 para superarlo. Es un puente hacia otra dimensión, el gesto del sabio que señala la luna con el dedo. Es el vinculo entre dos mundos, la tentación albergada en el inconsciente profundo, el deseo del ego de riqueza, pasión, creatividad. Como Eva ante el fruto del árbol de la Sabiduría, alberga el peligro de la mentira, la traición, la estafa.
Los 6 son el Enamorado, La Torre y los 6 en los Arcanos Menores. Es el primer paso en el cuadrado CIELO, la primera vez que hacemos lo que queremos en todos los aspectos: más allá de las necesidades materiales, uno se anima a hacer lo que le gusta, aunque para eso tenga que salir lo que estaba encerrado, con sus riesgos implícitos.
Los 7 son el Carro, la Estrella y los 7 en los Arcanos Menores. Es acción en el mundo, más madura y más intensa que en el 3 pues está basada en la experiencia de todos los grados anteriores. Es la conquista, el triunfo, la unión del espíritu y la materia, es encontrar tu sitio para embellecer el mundo desde él, vivir en totalidad.
Su peligro es el mal empleo de esa inmensa energía, haciéndola destructiva.
Los 8, la Justicia, la Luna y los 8 en los Arcanos Menores, es la perfección receptiva del cielo, el equilibrio y receptividades totales, un estado que no puede ser mejorado, la perfecta abundancia material, la perfecta concentración energética, la plenitud del corazón y el vacío de la mente. Capaz de reflejar toda la luz de cosmos, es la perfección de lo cotidiano elevándose a los reinos de la intuición y del arte, penetrando en el misterio.
Los 9 son el Ermitaño, el Sol y los 9 en os arcanos menores; trae la única evolución posible a la perfección: la entrada en crisis para favorecer el paso a lo desconocido al final del ciclo.
Como el niño que al 9 meses de dispone a nacer, el 9 acepta abandonar la perfección y ponerse en movimiento sin saber hacia donde.
Los 10, la rueda de la Fortuna, el Juicio y los 10 en los Arcanos Menores, es la totalidad cumplida. Simboliza el final del ciclo y permite que se manifieste el principio del nuevo ciclo.
El Mundo es la gran realización total.